sábado, 16 de febrero de 2008

Querido HH gracias/ Libro A-1000 / Reescritura a partir de La hija del carnicero de Vanessa Martínez (1979) / Poema :TESTAMENTO DEL VIAJERO




TESTAMENTO DEL VIAJERO


Eres hermosa y escribo estas líneas para ti,
hace poco he llegado y en unos días más volveré a salir,
tendrás que estar contenta y cuidarte mucho
hablar con los pájaros que pasen siguiendo al sol
y salir a caminar con los árboles y las nubes.

Regresaré a casa con frío
desde el estómago de los mares,
traeré la ropa mojada y las manos azules
de tanto escribir la ficción que resultó ser mi vida,
pero aun así entraré a tu habitación sin hacer ruido
y besaré tu frente.

De ahí seguiré viajando,
ya no sé dónde
porque mis maletas serán los años que me tocó vivir
y mis papeles burocráticos
un par de libros manchados con la claridad
de nuevos ojos que algo vieron,
lo que yo no pude ver, pero sí escribir a ciegas
con la mirada llena de plancton y otras hermosas flores
que perfumarán mi borrosa descomposición de autor.

Te veré disfrazada con la realidad
caminando sobre ella, alegre y tierna como siempre,
pensando en todo lo que no nos dijimos
pero siempre estuvo en nosotros
como los dos hermanos idénticos que seremos mañana,
mitad tu de mí y yo de ti.

Todos mis libros te pertenecen,
lo que haya escrito y lo que no,
los poemas escondidos debajo del agua,
los quemados entre mis sábanas,
así, de este modo,
mis penas escritas te darán fortaleza
y el jolgorio que padecí te hará bien,
justo allí hasta donde lo que vivimos
sea la última noche
y en ella la última puerta
para saludarnos o despedirnos
con un beso.

Ya es tarde,
pronto debo partir, la Luna brilla en su desaparición,
estoy relajado, tranquilo,
el cielo sigue allí, estrellado y cómplice;
a lo lejos se oye una triste canción
pienso en A, en N, en G, en R, en Y,
letras con las cuales escribí un solo cuerpo,
una palabra profunda y bella para despedir mi deseo
que perdí como todas esas batallas,
pero incluso así
las ciudades y sus péndulos,
los besos, las calles, las peleas y los viajes
fueron una vida mía,
La Vida Muerta que ahora, hermana querida,
dejo en tus manos,
sin enojos ni pena,
porque allí podré volver a nacer
en el futuro que eres para mí
junto a todos esos niños y niñas
que caminan en fila y abrazados por la línea del
horizonte
donde yo también camino,
como lo hará también tu hijo.

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